EL BARCO DE LOS SUEÑOS
Ahí esta ,puedo verlo, sigue a flote. Aunque unas veces mas visibles que otras. la bruma podrá taparlo de a momentos pero jamas lo esconde para siempre.Todos tenemos uno o por lo menos podemos llegar a tenerlos.Tengo que admitir que me resulta difícil ver que hay muchas personas que ya no regresaron a ver los suyos como solían hacerlo, prefirieron abandonarlos, como si eso que habían añorado tanto hace un tiempo atrás ya no importara para ellos. Prefirieron darse por vencidos. Fue mas fácil abandonarlos que pelear por ellos .el paisaje se torno triste viendo como volvieron el mar el cementerio de sus ilusiones. Los mas cobardes solo se atreven a darle el lugar que tienen los mitos. Quienes estuvieron dispuestos a arriesgar un poco mas acomodaron su existencia a un recuerdo en sus memorias. Somos pocos los que seguimos acercándonos a la orilla para contemplarlos desfilar sobre el mar. Y si bien aveces ocupamos el lugar de quien se acerca para darle solamente el ultimo adiós y verlo zarpar para siempre de nuestras vidas una vez que los vimos por fin realizados, no quiere decir que no podamos volver a formar nuevos barcos para nosotros mismos o para compartirlos con alguien mas. Y cuando estemos dispuestos nuevamente seremos otra vez tan privilegiados para ser capitanes y dueños de ellos. Donde mantenerlo a flote sera nuestro deber, aunque el viaje no siempre sea perfecto. Habra que velar por el para llegue a buen puerto, protegiéndolo y no dejando que esas tempestades traicioneras lo hundan. Por mas que el mar se torne turbulento y nos parezca imposible ,la tormenta pasara y dará lugar a un nuevo día y de ser necesario a un nuevo comienzo.
Pero nunca habrá que cometer el error de encargar su suerte a la deriva que promete el destino. Porque este tiene la mala costumbre de romper con el tiempo esas promesas que nos había hecho creer con tanta ilusión. Y tampoco hay que dejar que naveguen libremente. porque es ahí cuando tienden a alejarse de nosotros y acercarse mas al horizonte, haya donde los perdemos de vista y las esperanzas ya no los pueden traer de vuelta. Allá a lo lejos donde el mar cambia de nombre y los sueños peligran si no fueron bien forjados por sus dueños, ahí donde empieza la injusta y caprichosa, esa maldita a la que llaman realidad.
Comentarios
Publicar un comentario